(Poemita infantil)
Los sonidos de la tarde
se mecen sobre las hojas
y en la ramita del árbol
unas alitas se rozan.
Un aleteo tras un trino,
una mirada curiosa.
Él muy altivo y atento.
Ella como si tal cosa.
Y en un súbito respingo,
como dos flechas hermosas,
cruzan el aire en un juego
en una danza graciosa.
Los sonidos de la tarde
se mueren sobre las hojas
y en la ramita del árbol
han quedado sólo sombras.
Dos motitas hacia el Sol
se alejan como nerviosas
en busca de otro arbolito
que les regale su fronda.
Él diligente soldado,
ella casi una novia,
y entre arbolito y ramita
el aire los enamora.
MANUEL JIMÉNEZ
Publicado en el blog instante cero
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