Miro la batalla que son tus manos,
tu escote sin límite,
tu sedienta mirada,
tu pelo,
la claudicación de tu descubierta frente,
tus ojos como alquitrán.
Y presiento que el futuro y el pasado
te golpean
y bailas como flotando en la incertidumbre.
Llenaste los bolsillos de ojos lujuriosos
goteando ansia y desilusión,
desolación y besos,
besos soldados a rajatabla.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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