En nuestro lecho, te miro azorado;
Tu sueño angelical me sobrecoge.
Mientras duermes, mi reina se me encoge,
el pecho ante tu pulso relajado.
Un presente grandioso, no soñado…
Tu reposo, mi fantasía acoge,
logrando que mi ansiedad deshoje
cada instante de insomnio, agitado.
Este es el clímax que mi alma espera
en su afán de ternura desatada,
como fin y principio del camino.
Un camino de amor y primavera,
de locura y pasión desenfrenada,
que un día deviniera en mi destino.
FEDERICO SERVANDO RODRÍGUEZ
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