martes, 22 de abril de 2014

YA NO ESTÁ LA POETA


La habitación grisácea
quedó vacía
colmada de libros
de poesía.

Su pluma tirada
en un rincón
sus inspiraciones
gastadas de tanto amor.

El sillón mudo
aún guarda el calor de ella
que horas y horas
allí se sentaba.

Y en el escritorio
quedaron solitarias
esas hojas blancas
que de letras llenaba.

Ya todo está oscuro
sin ruidos ni ansias
opaco sin vida
sin anhelos, ni nostalgias.

Y aquella poeta
que rimas volcaba
quedó sin su muso
que la inspiraba.

Abandonó las letras
abandonó la estancia
abandonó su vida
porque él ya no la amaba.

Diana Chedel -Argentina-

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