Se abre la naranja, a gajos,
su zumo se reparte con gracia entre las manos,
escapa alegre de ese encierro
que da a la naranja aspecto de preñada.
La boca se hace agua,
con deleite espera a ese gajo,
paladearlo, partirlo y triturarlo,
sentir su recorrido garganta abajo…
Emoción, sentimiento, tentación…
apacigua la sensación de sed,
de hambre, con su dulce empalago,
las pupilas gustativas saborean con agrado…
Por un instante reta a la rosa,
con su aroma, su sabor…
sostén para el paladar y el estomago,
sin espinas más cerca de ti
que cualquier rosa…
LOLA WIZNER
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