viernes, 4 de abril de 2014
LEJANÍAS
Locomotoro decía hola amigüitos mientras saludaba sin que se le despeinara la boina.
Yo me agazapaba entre las gafas de Valentina dulce y fina como una mandarina,
mi amor sería eterno porque Valentina iba de blanco, tenía un cinturón de los anchos y los sabía todo de todo.
Barullo correteaba por doquier pero lo ignorábamos porque era pequeño y negro, nos decían que era negro porque qué más daba.
El Capitán Tam era importante porque nos imponía con su sombrero que parecía un casco y su camiseta de rayas.
Poquito y Mucho eran dos payasos contrapuestos sin gracia pero que se tropezaban, caían y no estaban nunca quietos, tal vez por eso no participan mucho de nuestros más recónditos recuerdos.
Los Hermanos Malasombra eran dos pistoleros chapuzas que, decían, eran malos de verdad.
Y si vestían de blanco se convertían en los Hermanos Buenasombra.
El Tío Aquiles con las fibras de la vejez en los pliegues de su cara era entrañable y para nosotros, senil, flaco y despistado.
Nunca supimos ser infelices en blanco y negro con los Chiripitifláuticos
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
Cuánto frío, la lejanía.
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