Que un árbol caiga
no significa que ya todo sean astillas.
El bosque es cercanía.
Si un árbol cae,
siempre hay otros a su lado
casi tan fuertes como el caído,
que recogerán al necesitado,
y harán que el viento vuelva a soplar
con luz más limpia y nueva
entre las brumas y ramas retorcidas
que harán que todo renazca de nuevo.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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