miércoles, 23 de abril de 2014

CUANDO TE PINTAS LOS LABIOS ANTES DE RECOSTARTE EN EL DIVÁN


Libélula de fuego en los reflejos
de este sol de mi sangre, te repites,
en un eco de llamas y escondites
encendiendo la luna en los espejos.

Los ojos del estanque, sapos viejos,
esperan en el agua que te excites;
mis párpados, la luz que precipites
-un desnudo arcoíris, a lo lejos-.

Libélula, retumbas en mi alma,
tus alas de avïón vienen y van:
son dedos, apretando un pintalabios;

son tus manos, robándome la calma,
defendiendo el estanque del diván:
con la lengua –aguijón- entre tus labios.

Antonio Ramos Olmo-ESPAÑA-

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