Y el aire se hizo gruta
y el mar
ginebra y danza.
Precipicios domados
en el confín
desde donde las gaviotas y las lagartijas
buscan los azules vestidos de poniente.
Ángeles horizontales
para amortiguar la sed
de los turistas,
inciensos
con los que domesticar la cólera
de los dioses.
Luces
en la montaña donde el amor
juega a divorciarse con el mundo.
(Y el aire se hizo gruta
y el mar
ginebra y danza)
Luis E. Prieto
Publicado en el blog escribidor
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