jueves, 27 de marzo de 2014

OIGO COMO LAS CAMPANAS


Pues amarga la verdad
quiero echarla de la boca
Francisco de Quevedo

Salir al aire
Blas de Otero

Oigo como las campanas tañen y recuerdo,
Todo negro de curas en el colegio alzando el brazo,
los hombres alzando el brazo antes del NODO en el
cine,
me cuesta trabajo decirlo, pero menos escribirlo, y
aunque
de esto hace la friolera de cuarenta y tantos años, aún
recuerdo, porque siguen tañendo las campanas, sube y
baja
la bolsa, pero no sube la sonrisa de Juanita, tampoco la
de Antonio...
Después llegó la democracia, seguía siendo un niño, y
creyeron
que saldríamos al aire libre como en los versos de Blas
de Otero,
mas se fue emponzoñando el aire, hoy sigue
emponzoñado;
no supieron -yo nunca supe- tomar la palabra
verdaderamente,
alzar la voz con júbilo, no supimos abelizarnos
si es que eso es posible, y una furia de mercados
curiosamente
junto al templo de dios, en nombre de dios, por el amor
a dios,
se fue tragando todo, aún lo traga, lo devora, lo tritura
para después regurgitarlo como saliendo de las mamas de
una madre;
y todos tan contentos y tan tristes, pues amarga la verdad...

Francisco Aranda -Málaga-
Publicado en la revista LetrasTRL 59

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