Madrugada, el puerto empieza a dormir, amor,
la luna se balancea sobre las olas
piso espejos antes de que salga el sol
en la noche guardé tu memoria.
Perderé otra vez la vida
cuando rompa la luz en las rocas,
perderé el día que aprendí a besar
palabras de tus ojos sobre el mar,
perderé el día que aprendí a besar
palabras de tus ojos sobre el mar.
Vino el luto antes de venir el rumor,
lo llevó la marea bajo la sombra.
Barcos negros surcan la mañana sin voz,
las redes vacias, sin gaviotas.
Y dirán, contarán mentiras
para ofrecérselas al Patrón:
querrán cerrar con unas monedas, quizás,
tus ojos abiertos sobre el mar,
querrán cerrar con unas monedas, quizás,
tus ojos abiertos sobre el mar.
Madrugada, el puerto despertó, amor,
el reloj del bar quedó varado
en la costera muda de la desolación.
No vamos a olvidar, ni perdonarlo.
Volveré, volveré a la vida
cuando rompa la luz en las rocas
porque nosotros arrancamos todo el orgullo del mar,
no nos hundiremos nunca más
que en tu memoria ya no hay vuelta atrás:
no nos humillareis NUNCA MÁS.
Xabier Cordal Fustes -La Coruña-
Publicado en la revista Estación Quilmes
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