sábado, 1 de marzo de 2014
EN ESTE OTOÑO DESMEDIDO
Para disfrazarme de otoño
entro
a la lóbrega primavera
de tus ojos,
necesito el madero
deshojado de tu cuerpo.
La flama enarbolada de tu ser,
toco el palmario
de tu ansiedad
perdiz
y vuelve el polvo olvidado
de alguna
tarde censurada y
olvidada
en el trazo cobertizo
del ayer.
El vuelo del día lleva enarbolo
improvisado
de azabache en tu pelo.
En tus miedos digitales han llegado
mis abuelas
dudas con canas.
No quiero improvisar cuando
mis manos
incapaces no esperan
tu regreso.
Aunque tú le das un
voto
a mi vida olvidada.
He creído en mi soledad,
pero al lado insano
de la ausencia
la dilación
me dicta tu sonrisa dominante.
Nunca planee nada contigo,
todo lo que
mi poesía deletrea
lleva un tallo de espina tuya.
Todo el soporte de esmero
por verte cada día.
Amo esta etapa de otoño
anivelado,
tus muslos son
esos árboles
andantes que llevan
la imagen esmirriada de mi vida.
Tengo algún tormento
enamorado
de la elegía
libre de tu ser amor mío.
Yo quiero huir
a veces otoño adentro
para liberarme
de esa fuerza extraña
que me haces sentir.
Cojeo pensamiento
arriba como un
Ángel ceniciento
herido por las hojas
tibias de tus besos.
Te digo yo
nunca planee esto que siento.
Los arboles militares me miran
con fiebre,
pero bien plantados
en sus raíces ancestrales.
Imagina a tu poeta amor mío
llorando
de valentía mientras
los lobos feroces
del desamor
y el abandono
le lamen sus heridas.
Quiero morir sin muerte en este
dolor sensual del amor nuestro?
Belén Aguilar Salas -Costa Rica-
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