Te has cargado de sombras y te pisa
tu propio corazón: ¡qué Dios te guarde
de las noches del alma y del alarde
de una campana repicando a misa!;
porque hallar calma a tu dolor –a prisa-
puede ser tan humano y tan cobarde
como negar tu amor, negar que arde
un sol bajo el botón de tu camisa;
porque animal y hombre de caprichos
tus miedos pueden ser buenos o malos:
te salvan o te entregan a tus bichos;
porque si el miedo es algo natural;
es de tontos romper la luna a palos,
tan solo porque se empañó el cristal.
Antonio Ramos Olmo -ESPAÑA-
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