Las sombras y el otoño serán piel en tus huesos.
Tendré una copa de vino en la batalla,
un sombrero por cada pensamiento.
Una sonrisa inútil que nadie más verá
porque voy solo, navegando en tus lágrimas.
¿Para qué seguir callando? Una verdad
se ocultará en la cruz de tus ojos.
No podrás jugar con tu sonrisa,
mi vida no te espera. No podrás.
Poemas ausentes
me llevan de la mano a mi temor,
a aquella fortaleza del comienzo.
Daré gracias que no siento,
devolveré mis sueños a la aurora
porque ya no tengo nada.
Nada,
porque el rebaño se ha ido.
Porque las flores me encuentran
desde arriba, perdiendo mi reflejo.
Gonzalo Salesky
Publicado en la revista Nevando en la Guinea 35
No hay comentarios:
Publicar un comentario