Admirad,
compañeros,
esos gigantescos armatostes volantes
cuyos pesados excrementos
hacen vibrar la tierra en su caída.
Contemplad el humo
elevándose de las ruinas.
Ved la gran destrucción:
Majestuosos palacios, enormes edificios,
ahora son explanadas de cascotes.
Por doquier se ven cuerpos
quemados, mutilados,
inmóviles,
fríos.
Relameos, hermanos.
¿No oléis?
El aire trae aromas deliciosos
a carne putrefacta.
Gustad, gustad estos manjares
que la humana estupidez nos brinda
(con la colaboración inestimable
de su eterno aliado: el odio fiero
que alimenta las almas corrompidas)
Venid, gusanos; si sobrevivimos
¡Qué gran banquete nos espera, hermanos!
SERGIO BORAO LLOP
Publicado en El horizonte traicionado
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