lunes, 3 de febrero de 2014
LA POESÍA DE LAS COSAS
En el cruce del apacible bohío se detiene el
río con su imponente figura y el pájaro
canta en su albedrío con su atuendo colorido
sobre la rama solitaria. Y el albergue recibe
la hojarasca que cae del viento.
Se inmuta el silencio y
se peinan los arboles en una
convulsiva tarde de otoño.
Danza un árbol... y las hojas se
armonizan con la brisa.
No existe un compás indiscreto
que no divulgue estos secretos.
Yo me siento a contemplar el
silencio de las sumergidas aguas
que se avecinan a mis pies descalzos
mientras el sol me acaricia con
sus tórridas venas.
Soy un proscrito de la luna,
con ella he querido tener una aventura.
Y sin dejar que la mujer sea la cortesana
debo de cavar esta membrana de mis
ojos buscando el amor que se revuelve
en mis pestañas cuando miro
estas connotaciones de la vida intima
de la naturaleza.
Sí, la flor besa al Rocío y se
enamora el trigo de mi boca, y se
engalana la tarde para acostarse
con el horizonte... es poesía cuando veo con
tus ojos y tu con los míos, o cuando
se hiere un día y no se levanta, o cuando
un río con sus hilos de sangre
nutre las venas de sus habitantes.
...es poesía cuando las cosas se
aman
Jay Jay
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