La Verdad os hará libres
San Juan, cap. 8, v.32
Es sólo una conjetura, pero inevitable ante la zozobra en la Santa Sede. Las piezas se dispersan en la frontera neblinosa entre la conspiración y la fantasía histórica. Sabemos que Benedicto XVI parecía obsesionado con el “Aurora Consurgens” de Santo Tomás y el “Mysterium Coniunctionis” de Jung. Sabemos que se desempolvó un anexo nunca publicado del edicto <
Juan XXII, que detalla con suma precisión prácticas alquímicas.
Sabemos, también, que se censuró el informe acerca de las prácticas de Silvestre II —el Papa del año 1.000 —, sobre sus devaneos con la transmutación de metales y componentes orgánicos. Y sabemos,
por fin, que el Sumo Pontífice encargó un estudio sobre la autenticidad de unos abstrusos escritos coptos del siglo I, cedidos en herencia al Vaticano a la muerte de su propietario, Sir Isaac Newton. Sólo ocho personas pueden traducirlos y tres de ellas han confirmado la influencia esenia en dichos textos, llamados “El Evangelio de los iniciados”. La tesis ofrece numerosos meandros a partir de aquí.
Parece seguro que el estudio arrojó su veredicto apenas hace un mes. Ya conocemos la renuncia del Santo Padre.
La filtración acerca de alguno de los párrafos del escueto evangelio, resulta disparatada, pero hela aquí:
<
Es sólo una conjetura, pero, ¿puede la luz de la verdad haber apagado la fe de un Papa?
Carlos Díez (España)
Publicado en la revista digital Minatura 125
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