lunes, 6 de enero de 2014
SE SILENCIÓ LA GUITARRA
Eran aciagas las noches del bohemio trovador,
se enamoró la muchacha y se hizo dueño de su amor,
y trovador y guitarra… amaron a la muchacha,
llevándola de aquel pueblo, a vivir con ellos dos.
Fueron días de placer, en presencia de la luna,
los que vivió la muchacha gozosa como ninguna,
y la guitarra y sus notas, acompaño aquel querer,
de la chica que esa noche, se convirtió en mujer.
Voluptuosa y atrevida se derritió la muchacha,
entregándose completa en brazos del trovador,
quien olvido su guitarra aquella noche de amor,
su olvido no fue completo, jamás olvido la fecha.
El tiempo se fue de paso, volvió el bohemio a la lucha,
con el su bella guitarra, con sus notas de comparsa,
atrás queda la muchacha… solita, bella y bonita ,
aquello aprovecha Juan, que como amigo una farsa.
La noche se está acabando y el bohemio y su guitarra,
piensan en su bella amada, la primorosa muchacha,
y la encuentran relajada, en brazos de su otro amado…
y el trovador traicionado, queda viendo a su guitarra
y encima pone una flor, de aquel amor que lo mata.
DARWIN I. FLORES VARELA
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