sábado, 25 de enero de 2014
LO POLÍTICAMENTE CORRECTO
Quien se llama a sí mismo “políticamente correcto” no puede tener opiniones firmes y seguras, o es un mentiroso y un hipócrita capaz de adaptarse a cualquier tiempo y en cualquier lugar.
Esa técnica, muy de moda en los últimos años, de no decir nada tras un largo discurso, o intentar quedar bien con todo el mundo, está haciendo que la ideología, el pensamiento propio, queden atrás: desdibujados y perdidos entre frases hechas y realidades dadas por definitivas. A todo se le puede poner un “pero”, pero a cada “pero” se le busca el lado bueno y, de esta manera tan curiosa, nadie se puede dar por ofendido.
Se puede comparar lo “políticamente correcto” al apoliticismo, esa extraña y curiosa doctrina de todos y todas aquellos que no quieren identificarse con ningún partido político, que quieren dar la imagen de imparcialidad y pureza (algo inaudito en el ser humano, subjetivo donde los haya). Quien es apolítico consiente cualquier tipo de gobierno, cualquier tipo de ideología, pues en el momento en que se opone a una de ellas está haciendo política.
¿Es más independiente quien tiene su propia forma de pensar, ideología muy definida y dice las cosas con claridad sin miedo al daño que pueda hacer, o aquellos que piensan lo que en cada momento exigen las circunstancias y que nunca, en su hablar o su actuar, intentan dañar a nadie con sus palabras, midiéndolas a cada momento para quedar bien con todo el mundo?
Francisco J. Segovia -Granada-
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