jueves, 23 de enero de 2014

LA MUERTE DE UN POETA ARTURO BALDOMERO


Se va Arturo Baldomero
en la tarde de dos luces
y entre rosales y cruces
hay un celestial sendero.
Mas no se apaga el lucero
de su terrenal parnaso,
porque nos deja a su paso
tanta luz sobre la tierra
que la cumbre de la sierra
tiene más orto que ocaso.
Yo no creo que en la calma
donde se debate el mundo,
haya un río tan profundo
como para ahogar un alma.
Yo no creo que la palma
de su musa se haya muerto,
porque si hasta en el desierto
crecen las palmeras, ¡cómo
en su espacio policromo
no le va a crecer un huerto!

Francisco Henríquez
Publicado en la revista Carta Lírica 18

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