sábado, 4 de enero de 2014
EMPEZAR O REINICIAR
Eso de empezar el año cuesta. Cuesta superar tanto turrón, mantecado y anís. Cuesta recuperarse del gasto, a pesar de que uno haya salido a la calle poco menos que armado hasta los dientes con la idea de no soltar un euro de más e innecesariamente. En vano, claro, como todos los años.
Cuesta volver a madrugar. Vamos, las sábanas parecen brazos de un pulpo gigante que quiera arrastrarnos hasta el fondo del mar, la cama, y no dejarnos ir, acogiéndonos en el falso calor que será nuestra perdición.
Cuesta, sobre todo, volver a aguantar tanta idiotez y tontería que se dicen por los medios de comunicación sobre la felicidad, el nuevo año que ha de ser diferente, y mil etcéteras más. Las imágenes vuelven a ser, como no podía ser menos, las de siempre: guerras, muerte, enfermedad, injusticia, hipocresía, mentiras justificadoras de delitos contra la humanidad, y otra vez mil etcéteras.
Cuesta -quizá lo que más- seguir creyendo en el género humano. Cuesta, pero se sigue creyendo, porque si no sería mejor echar el cierre a la puerta y abandonarse, y eso es lo último que hay que hacer.
Aunque cueste, seguiremos ahí, sigamos ahí. Mientras haya una sola vela encendida la oscuridad nunca podrá ser total.
Francisco J. Segovia -Granada-
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