viernes, 3 de enero de 2014
Avenida Paramaconi, Macaracuay PARA MATAR A ALGUIEN, LE TENGO QUE TOMAR RABIA
Yo, para matar a alguien, le tengo que tomar rabia. Yo averiguo primero quién es la persona a la me han encargado pegarle un tiro y después, poco a poco, voy desarrollando un odio tan grande que, cuando llega el día de sacarla de circulación, no siento ningún remordimiento por hacerlo. Más bien, si no lo hiciera, me sentiría muy mal. Yo, sin ese odio, sin ese rencor profundo, no sería capaz de matar a nadie. Una vez me pasó que, a medida que averiguaba quién era la persona a la que debía matar y por la que hasta me habían dado un buen anticipo, descubrí que quien me había contratado era un auténtico coño de su madre y que quien iba a ser mi víctima había sido esta-fado por él. Entonces fui donde el cliente, le devolví el dinero y le dije que se cuidara porque, aunque yo no mataba a nadie de gratis, yo ya había empezado a odiarlo. Además, le advertí que si me llegaba a enterar que otra persona contratada por él mataba a ese señor, en cual-quier momento que yo tuviera encima uno o dos tragos de más, lo buscaba donde estuviera y le metía dos balas en el pellejo.
Del libro LA COMEDIA URBANA de ARMANDO JOSÉ SEQUERA
Primer Premio Bienal Literaria “Mariano Picón Salas” Mención Narrativa “Salvador Garmendia”, Mérida, Estado Mérida 2001
Publicado en Los Libros de las Gaviotas
No hay comentarios:
Publicar un comentario