sábado, 4 de enero de 2014
AGONÍA SIN FIN
Es triste la espera y más triste el desenlace
de una vida entregada al amor, a la ternura,
al cariño y al sacrificio por los suyos.
El sufrimiento se agudiza y la vida se resiste
a salir de este mundo, no comprende que es
hora de partir de dejar todo de abandonar
a sus seres queridos , de emprender
el último viaje sin rumbo a lo desconocido.
Sin boleto de regreso, acompañada de la
incertidumbre de no saber a dónde se va.
Si al final del camino habrá un juez implacable
que abra nuestro libro, nos de la vida eterna
o nos condene para siempre, sin apelación,
sin arrepentimiento y sin compasión.
Menudo secreto de esta misteriosa vida
con una sola incógnita que resolver
y para poder hacerlo irremediablemente
uno tiene que morir, lo dudo para volver
empezar o quizá para ser parte de otro
ser que quiere germinar en las entrañas
de esta madre tierra a la cual volvemos
al terminar este corto peregrinaje
y todos sabemos dónde va a acabar.
La vida es corta, la agonía muy larga,
el sufrimiento merma las fuerzas y la calma
una vida se escapa como el agua entre
mis manos, impotencia la mía de no poder
hacer absolutamente nada y dejar que
el telón se cierre y culmine la trama
inesperada con una muerte anunciada.
Alberto Recalde Romo -Ecuador-
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