No tienes fuerza para destruirme.
Me detengo en esta idea
y me gustaría poder creerla.
Deja de acosarme con preguntas
de las que no deseo tener una respuesta,
deja que los barrotes se ablanden y deformen
frente al sol de la ventana,
deja que el agua salada que me envuelve
abrase mi piel mientras apaga las llamas
y déjame creer
que no tienes fuerza para destruirme.
Del libro En pie de tregua de
DANIEL GRANADO PULIDO -Cádiz-
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