Suena el río.
Bajan sus aguas
a los llanos del horizonte,
hacia un norte conllevado
hacia lo abstracto.
Y se agregan todas sus
moléculas a un conclave
de armonía, llevando con el,
un murmullo, apenas audible.
Aguas claras
se van paseando iluminadas
por las caricias del sol.
En su cauce, cristal de
mis ojos su transparencia.
Su dialogo con las piedras
me despierta, deseo sentirme
sumergido.
A miles de rutas
me llevaría su destino y
jugaría con los peces y
acompañaría su albedrío.
La corriente fluvial seria mi
cama y mi siesta, y una
apacible calma
rodaría conmigo hasta
el desemboque de mi destino,
hasta el final del camino,
donde se apaciguan las
aguas, donde todo es paz
e inercia involuntaria.
Quiero sumergirme
en sus aguas y lavar
las heridas de mi alma.
JAY JAY
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