Buscábamos los oscuros
rincones donde escondernos.
Nos alumbró nuestra luz,
y el resplandor de tu cuerpo
que alumbraba mi pasión
fue quien encendió mi fuego.
Y casi sin darnos cuenta,
susurros, caricias, besos,...
¡nos intercambiamos almas
y entregamos nuestros cuerpos!
Sin pensar, sólo gozando,
y nos bebimos los tiempos.
Pedro Jesús Cortés Zafra -Málaga-
No hay comentarios:
Publicar un comentario