sábado, 23 de noviembre de 2013
OCTUBRE
Octubre. Mi corazón está lleno de abriles y octubres. Abriles republicanos, octubres revolucionarios. Octubre ¿cuánto hace que te olvidaron? ¿Dónde están las banderas que traían nuevos amaneceres? Cada año Octubre viene más frío. Cada año Octubre es más hielo y más olvido. Siguen las cadenas, pero ya las arrastramos como fantasmas condenados a vagar con ellas por los siglos de los siglos. “Amén”, dice el Pope. Las banderas están guardadas en viejos baúles de cerraduras oxidadas. En el alféizar se posa un cuervo que grita “Nunca más”, y una risa reverbera entre las paredes de la fábrica, de toda fábrica, de cualquier fábrica. Octubre tiene su corazón parado. ¡Aire, aire! ¿Dónde están tus ideas? El viento sopla al oído una canción vieja y gastada, cantada en susurros. Octubre no tiene ya quien le acune y sí muchos enterradores, animales depredadores que lo quieren transfigurar en canción fúnebre.
Octubre es ahora un mes frío. Las escalinatas de la ciudad tres veces nombrada ya se olvidaron de los muertos que gritaban “¡Pan, pan, pan!”. Nicolás sonríe en su tumba y las campanas del Kremlin tocan sinfonías imperiales de la mano de Rasputín. Octubre es ahora diez días perdidos en el calendario de la Historia que no se recuerda y de la que nadie aprende o quiere aprender.
¡Octubre, Octubre! ¿Dónde va el espíritu humano?
Francisco J. Segovia -Granada-
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