No despiertes al niño.
Déjalo dormir un poco más.
Mira su dulce sonrisa
seguro que sueña contigo.
Háblale, seguro que te oye.
Ahora nada le molesta
y duerme profundamente.
Es hermoso el chiquillo
como una flor de primavera.
Hasta con sus ojillos
cerrados me está mirando
con un inmenso amor.
No lo despiertes, mujer,
déjalo que sueñe
con hadas y duendes
y que crea que existe la magia
que hace lo imposible posible.
Durmamos con él
y entremos en su sueño.
Seguro que sus duendes
nos tocan con sus varitas mágicas
y nos sacan los malos humores.
Anímate. Túmbate a mi lado.
Deja que el sueño te cautive.
Dame la mano, cierra los ojos
y entremos juntos en un nuevo cuento.
JOSÉ LUIS RUBIO
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