El inútil y el necio, en su ignorancia,
imputan resultados a la suerte,
mala en sus fueros, buena en los del fuerte
que lo debe a su esfuerzo y su constancia.
Es la vía adecuada, en cada instancia,
para eludir la culpa que no advierte,
o se niega a admitir, cada alma inerte
que no entrevé su propia irrelevancia.
La suerte es el pretexto del inepto
para esquivar el ancestral concepto
de la solvencia por el propio hacer.
Cada uno es de sus actos responsable;
la suerte es esa excusa miserable
con la que siempre vamos a perder.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-
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