Un sol enfurecido
despliega entre las nubes
un pequeño resplandor
tembloroso y deforme.
El césped se ilumina
con flores estrelladas
del añoso palo borracho
que se va desnudando.
Un rumor de hojas
estremecen las ramas
porque así se despiden
de su temporal morada.
De vez en vez un vibrato
suena en la copa del cedro,
ya no ejecuta el pentagrama
completo de la propia melodía.
Hay una neblina intensa
suspendida en el aire
que lentamente desciende
también sobre mi alma.
Presiento que se instala
un prolongado letargo,
una congoja que, sin querer,
se apodera de mí y del entorno.
¿por qué esta desazón, este
fastidio?
Es el desconcierto del otoño.
Del libro Testimonial de Nelly Sofía Peri -Mar del Plata-
Publicado en la revista Hoja de Papel
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