Oscurísima, hipnótica y perturbadora, Las manos de Orlac (Mad Love, 1935), de Karl Freund, sigue fascinando décadas después de ser filmada, en parte por su estética expresionista y brillante puesta en escena, pero sobre todo por el malsano poder de seducción y el halo triste de su protagonista, Peter Lorre, que rubrica una interpretación memorable y grandiosa.
Muy al estilo Tales from the crypt o Amazing stories, Las manos de Orlac narra una historia de amor, venganza y celos que hiela la sangre en las venas y que recuerda a algunas obras maestras del género como Garras humanas o El fantasma de la ópera, interpretadas por el camaleónico Lon Chaney.
Malcolm Lowry (uno de mis escritores fetiche) en Bajo el volcán (uno de mis libros de cabecera) se refiere en varias ocasiones a esta película, y ese es otro de los motivos por el que la tengo especial cariño.
Pero por encima de todo, la actuación de Peter Lorre en este film es de las que nunca se olvidan, vesánica y escalofriante, clavando en nuestras retinas sus ojos enigmáticos y atormentados.
Otra cult movie para engarzar, que bajo ningún concepto debería faltar en vuestra videoteca.
Vicente Muñoz
Publicado en la revista Agitadoras
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