quiere olvidar adónde he abandonado
mis sueños. ¿Adónde habré sembrado
las huellas que vi, antes de partir?
Antes de partir, tuve el consuelo
que hoy ya no tengo. Fueron mil fantasías,
y esa seguridad que había en mi vida
ya no me encuentra. La noche me ha vencido.
Como dicen los sabios o los locos,
el bien se vuelve mal desde el pasado.
El viejo resplandor sigue asomando
aunque el día esté gris. Aunque la luna...
aunque en la oscuridad, yo siga vivo,
te llamo, descalzo y en silencio
para que veas cómo quedó mi alma.
Gonzalo Salesky
Publicado en la revista Nevando en la Guinea 34
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