Un mudo silencio se rompe en la inmensidad del tiempo
y los párpados reposan sobre la mirada que contempla.
Un recuerdo mana del torrente que ofrenda el pretérito
y las manos colmadas de nostalgias trémulas respiran.
Una lágrima rodando por la senda perpetua del olvido
y las heridas que no cierran para recordar los puñales.
Una añoranza esgrimiendo versos de un poeta herido
con la pluma magullada de tantas congojas por amor.
Será que el destino está marcado para algunas almas
y el llorar sea la condena de un peregrinaje espinado.
Será que hastían los instantes ofrendando ausencias
y el acérrimo anhelo fenece en los abrazos marchitos.
No sé qué será… solo siento que el vacío me carcome
porque te extraño como antes… y como será siempre.
Diego López (Argentina)
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