Salubre transparencia encabritada,
que muestras tu ostentoso poderío.
Toda vez que decides sublevarte,
no hay nada que detenga tu bravura.
Encrespas en tu avance la melena,
teñida de irisado colorido,
y el bucle portentoso de tu furia,
se apodera del aire y lo licua.
Como amante que a punto de partir
requiere del amado los suspiros,
te entregas sin reservas a la arena
y en tu abrazo de espuma la posees.
Agotada, retornas a tu lecho,
donde un sueño de peces te acaricia
provocando tu líquido deseo
y de nuevo te elevas irisada.
Emilio Polo Vilches
Publicado en la revista Dos poemas y un café
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