Botellas vacías después de la fiesta,
del ruido,
del mar,
del grito obsceno.
De tantas noches perdidas sin mis sueños.
De cada paso dado en la oscuridad
hacia ningún lugar,
hacia ninguno.
Premura ausente,
silencios que no llegan.
En la distancia, nostalgia. En el perdón,
un poco más de luna y madrugada.
En el olvido,
mar calmo y el dolor
de ser un poco menos,
cada día.
Gonzalo Salesky
Publicado en la revista Nevando en la Guinea 34
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