Me duele la cabeza ausente.
Tu cuerpo en perenne caída
con una mordida de luz
en el costado
hace que mi pensamiento
(¿cómo pienso?)
se pudra poco a poco en el espejo.
Mis miembros fallecidos
quieren rebelarse ante tu voz
pero la luna llena
no los deja retoñar.
Tengo la mirada
atravesada por tu cuerpo.
Mi cuerpo ausente
me duele desde la distancia:
Sabré donde se encuentra
cuando me hagas
resucitar.
Víctor Díaz Goris -República Dominicana-
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