Mi silencio ha sido robado.
La persona que lo encuentre, trátelo con cariño.
No le grite, que se asusta.
No lo maree con palabras inútiles.
Una vez que el silencio se haya acostumbrado,
favor de clavarle el puñal bien adentro, en el centro
de su total indiferencia.
Deje los restos en la calle.
No faltará quien se los lleve.
LILIAN ELPHICK -Santiago de Chile-
Publicado en el blog bibliotecasarmiento2131
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