Sobre la espalda desnuda de mis silencios vetustos
posó sus alas la palabra que aletea sentires perpetuos
Sobre la mirada enceguecida de mis susurros perdidos
posó su lágrima dadivosa el verso tornándose pétreo
Sobre la dermis escamada de mis dolencias pretéritas
posó su caricia tibia la letra que bosqueja mis ternezas.
Sobre los pliegues de mis arrugas hilvanando pasados
posó su inocencia la poesía para esbozar las leyendas.
Bajo la penumbra de mi sigilo devorando las voces
se refugió el escrito que no ha nacido en el presente.
Bajo la lluvia de mis desiertos sepultando léxicos
se erigió la pluma sobre los anversos de mi esencia.
Bebo el elixir de las palabras como eterna ambrosía
acallo los temores carcomiendo mis silencios erráticos.
Porque soy solo un verso vivo… que perpetúa sentires.
Diego López (Argentina)
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