Un nombre, un credo
un país y una ciudad
nada concreto
todo dio igual,
la noche con paso marcial
cómplice inequívoca
de su ignominia
ocultando monstruos
en su oscuridad.
Apelotonados
cuerpos inertes
ojos desorbitados
confusos, asustados
buscándose las caras
mirando sus adentros
llenan sin miramientos
vagones con destino
destino sin piedad.
Nada les consuela
separados de su sangre
sus raíces, sus madres
con la única esperanza,
que todo sea pesadilla
que el sueño sea cierto
que el despertar el alba
les devuelva su cotidiana vida
su paz y libertad.
Desnudos
despojados de todo lo suyo
hacinados en naves
por sexos los separan
niños, jóvenes y adultos
todos forman masa
en unos segundos,
vidas condenadas
por la locura de una raza,
por ambición y maldad.
Eva Villalvilla -Granada-
No hay comentarios:
Publicar un comentario