Acabo de guardar los gemidos de un pájaro de luz en el bolsillo trasero de mi pantalón vaquero.
Escuché las arrugas del traje de pana del universo mundo,
y corrí a mirar la fobia de los saltitos en la oscuridad, de mi pájaro de luz.
Sellada la sombra del que se suicida porque su mirada apuñala el silencio.
No comprendo que increpar a la nada sea la verdad pura y dura.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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