—No tengáis miedo princesa— Dijo la reina mala a la jovencita de piel tersa y clara -ofreciéndole una manzana de apariencia deliciosa- mientras la perseguía desplazándose velozmente, sobre el bolígrafo azul. La doncella se deslizaba a saltos, escondiéndose entre las letras del libro. Temía llegar al último renglón y acabar cayendo por el precipicio. Antes de llegar a la última línea y sujetándose fuertemente al margen, la joven vociferó: — ¡Alto majestad! Vos os habéis confundido ¡no soy Blancanieves! Os sugiero que permanezcáis en vuestro cuento, ya estáis cerca del final. Si saltáis a página siguiente, el lobo malvado, os comerá—
Danik Lammá -Argentina-
Publicado en la revista Ficciones Argentinas
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