Un especial día que amaneció en total silencio. Todos oraban para que el desove de La Sagrada Deidad
transcurriera en armonía y concordia.
Cien huevos santificados guardarían por una semana la vida de los nuevos miembros de la Beatífica Corte que sustituiría a la actual para guiar durante los siguientes cinco mil años el desarrollo de la vida en el lejano y pequeño planeta.
Pero no todo era paz. Nueve demonios esperaban ocultos; con la disposición hierática y maldita de dar muerte, en el instante preciso, a los canonizados seres; solo que, como siempre, pasaban por alto la existencia de una legión de ángeles que invariablemente tomaba la iniciativa para dar la orden de ataque, e impedir de esa forma que los soeces demonios lograran su objetivo.
La batalla se libró mientras todos oraban. Fue dura y difícil, ambos grupos pelearon con total entrega. Pero al romperse el cascarón del primer huevo ya estaba segura la paz del lejano y pequeño planeta para los próximos cincuenta siglos.
Omar Martinez (Cuba)
Publicado en la revista digital Minatura 124
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