Nos enamoramos a ciegas
y buscamos la explicación
de que una simple “mirada”
nos robara el corazón.
Solo vemos la fachada
y la primera impresión
si no nos gusta lo que vemos
damos la espalda y ¡adiós!.
Estamos ciegos, muy ciegos
hasta llegar al interior
y damos palos de ciego
buscando ese gran amor.
Cuando el amor nos supera
ya no vemos nada más
y con los ojos vendados
intentamos caminar.
Cuando menos lo esperamos
tropezamos sin querer
intentamos levantarnos
y nos volvemos a caer.
Un día nos damos cuenta
de que nuestros ojos ven
pero miran a otra parte
y se ciegan otra vez.
Al final ellos se abren
y pueden ver con claridad
y descubren que hay límites
que no se deben traspasar.
Seguimos viendo la luz
y caminos paralelos
la venda ya se ha caído
y dejamos de ser ciegos.
MORALEJA: El amor es ciego, pero los sentimientos
nos enseñan a ver en la oscuridad.
JUAN RUIZ MORAL
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