Aquel cuerpo que flota
cual pluma
en el vaivén de la vida
en búsqueda del afecto
que su alma le grita.
Pasan los años
gotas en el viento
en el transcurso del tiempo.
Susurrando su melancolía
entre las cadenas del firmamento
sutiles brisas,
sin comprender que no hay prisa
ya que esos lazos
no la dejarían
hasta que su alma
encuentre la paz
que le haga volar
libre en el firmamento,
ya que no existe esclavo
ni prisionero de los pensamientos.
En la profundidad insospechada
aquel corazón comprendía
la inmensidad de aquellas cadenas
que eran las que le ataban,
pues no encontraba
las llaves que liberaran
todos aquellos sentimientos
por el tiempo sujetados.
Advirtiendo con tristeza
que tanto tiempo la melancolía
ha permitido que pasara adelante
anidando en lo profundo su alma,
queriendo volar
libre como el viento.
En el desconsuelo
de tan considerable tristeza,
no saber que se puede hacer,
ha tenido que dejar crecer
la frialdad en su corazón,
para lograr quebrar
aquellas cadenas
que lastiman su razón.
Esta alma caprichosa
poco a poco va desprendiéndose
de cada una de las carlancas
que su soledad le habían formado,
ahora logra visualizar
miles de colores,
música que toca su alma,
versos que la llaman.
Sandra Méndez -Guatemala-
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