Anoche te soñé
maestro de lecciones dadas
mi corazón inquieto
me jugo una mala pasada
pues me demostrabas
cuanto me amabas.
Aquellos momentos preciosos
donde nuestros cuerpos se entrelazaban
fueron los instantes maravillosos
de aquel sueño que se otorgaba.
El dolor y la alegría
que nos consumía
era el regalo de toda la vida.
Terrible despertar
al darme cuenta
que era un sueño nada mas.
Recordando tus palabras
el dolor me consumió
en el abismo de aquel suplicio.
Cuánto hubiera deseado
quedarme en aquel sueño
tan ambicionado
donde el tiempo
se perdiera en el confín
de todos aquellos pensamientos.
Sandra Méndez -Guatemala-
No hay comentarios:
Publicar un comentario