Las ves recorrer las aceras desamparadas.
Arrastran ojos en los aretes
colgando de sus ombligos.
Empeñada la inocencia,
en prontitud al semen
del horóscopo.
Pasan, sirenas en búsqueda
del minotauro, o de Caronte.
Y tú, en la ducha confiesas
los espermas; abofeteas el pecado
con manos temblorosas.
Las ves con tu tercer ojo
jugar desnudas en tu bosque
de obsidianas y jade.
Tus labios te despiertan
de la odisea, y está húmedo,
Ulises. Tus manos sudan
por la desnudez del mástil,
pero la barca, ya está perdida.
Daniel Montoly -República Dominicana-
Publicado en la revista deliteraturayalgomas
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