ya cerca del final irreversible,
encuentras en tu arteria irrepetible,
la fibra de tu místico engranaje;
y ya estando yacente, tu ropaje,
de un antiguo valor inextinguible,
levantas ese puño indestructible
ajeno a todo signo del ultraje;
pues si debes morir, tu fiel cordaje
elevará hacia el cosmos tu celaje
que fuera prisma y luces de tu estío.
En el postrer suspiro, virtual tatuaje,
dejarás como emblema tu voltaje.
¡Tu canto irá a enrolarse con el mío!
Rodolfo Leiro
Publicado en la revista Nevando en la Guinea 33
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