Hay miradas que hacen florecer un jardín.
De repente nos miran y decimos:
“debe estar al venir la Primavera”,
pero un anhelo nos impulsa siempre
más allá de las flores.
Al principio es un suave pensamiento.
Creemos poder coger la luna con las manos,
solo más tarde cuando el día luminoso
se quiebra en dos y desnudo de misterio
lo vemos alejarse…se va el mundo y todo
queda del color de tristeza.
Después de la caricia,
el barro se nos queda entre los dedos.
Intentamos moldear los sentimientos y tal vez
no sabemos darle la forma correcta de la sinceridad,
y continuamos preguntándonos…¿en que hemos fallado?.
Quiero que me rompas la voz de mis silencios,
no quiero tragarme todo lo que por ti siento.
¿Me dejas que me acurruque aunque no te diga nada,
y que a veces sean mis ojos los que hablen sin palabras?.
JUAN RUIZ MORAL
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