lunes, 3 de junio de 2013

MORALIDAD

Se fragua en el espíritu, no fuera.
Obra según te dicte, y desatiende
cada módulo externo que pretende
legislar la virtud a su manera.

El arquetipo moralista espera
que se observen sus normas, y reprende,
juzga y condena, aunque en el fondo entiende
que a menudo él se salta la barrera.

No es preciso llevar la absurda lista
de errores a evitar, que el moralista
confecciona fanático a su audiencia.

Pero sí es necesario que el oído
perciba el sicológico crujido
de nuestro pie pisando la conciencia.

FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-

No hay comentarios:

Publicar un comentario