de su conocimiento, su conquista;
artesano, tal vez, tal vez artista,
con ambición de mundo, no de aldea.
Era afán que a sí mismo se espolea,
de personalidad inconformista,
siempre hacia lo ulterior, coleccionista
de triunfos y agasajo a su tarea.
Dependiente de címbalos ajenos,
y jinete de insólitos terrenos,
era su corazón campo baldío.
Ignoraba que el éxito es fracaso
si se insiste en colmar el otro vaso,
dejando el propio en orfandad, vacío.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-
No hay comentarios:
Publicar un comentario